viernes, 4 de diciembre de 2009

¿LO SABÍAS? ¿QUÉ OPINAS?

Un día en que Dora Dymant y Kafka paseaban por un parque de Berlín encontraron a una niña llorando desconsolada porque había perdido su muñeca. Kafka se acercó, la consoló y le dijo que la muñeca se había ido de viaje, pero que había escrito una carta y él la tenía en su casa. Kafka escribió esa noche la carta y al día siguiente se la leyó a la niña en el parque. Y así durante tres semanas en que Kafka escribió con verdadera dedicación las cartas de la muñeca, cartas en las que poco a poco iba convenciendo a su destinataria de que la muñeca estaba bien y de que finalmente, tras casarse, había encontrado la felicidad.

La anecdota es absolutamente real y ha sido trasladada a una novela por Jordi Serra i Fabra (por si os interesa). Lo que a mí me llama la atención es pensar en un adulto que dedica tres semanas a escribir esas cartas para evitar el disgusto de la niña. No se qué adulto en nuestro mundo esta dispuesto a salir de eso, de su mundo, para bajar al nivel de una niña que necesita que la acompañen en un proceso de perdida, aunque sea de una muñeca.
Y esto dicho en un momento en el que tengo la maquina de fabricar castigos calentita, calentita, pues me jode especialmente, porque tengo la seguridad de que somos mas responsables de los que nos gustaria de como trasladamos nuestra ansiedad de adultos al mundo de los crios, en lugar de que sus ilusiones nos empapen y nos ayuden a acompañarles en sus procesos.
Aquí lo dejo.....

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